Aunque se siguieron realizando exposiciones mías, no era reconocida por nadie, yo era algo así como un mito. Con quien sí tuve más cariño fue con la generación de los 70, los escritores más jóvenes, convirtiéndome en la musa de la Movida Madrileña.
Pero quiero que mis obras sigan por el mundo muchos años más, que se sigan levantando pasiones por el arte y que a pesar de ser mujer, en un futuro se nos dé la misma importancia que a otro artista hombre, que tengamos igualdad de oportunidades sin importar nuestro género. Espero que el futuro mejore con nuestro ejemplo, el de las sinsombrero.
Finalmente, fallecí el 6 de febrero de 1995 en Madrid. Gracias.
Recordadme siempre así, sonriente. |
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